Llevar adelante una empresa, proyecto o emprendimiento puede ser mucho más complejo de lo que parece en un principio. Muchas de las tareas pueden ser sumamente demandantes en tiempo, esfuerzo y recursos disponibles. En muchos casos, la mejor forma de solventar estas dificultades es mediante préstamos o créditos que ayuden a financiar la operación, sobre todo en los comienzos de la actividad, hasta que el proyecto logre posicionarse en el mercado.
Sin embargo, es importante considerar que todas las deudas, junto con otras obligaciones de pago futuras, engrosarán los pasivos de la empresa. Pero, ¿qué es exactamente un pasivo? En esta entrada del blog encontrarás las respuestas que necesitas. Empecemos por definir qué es un pasivo.
¿Qué es un pasivo?
En resumidas cuentas, el término pasivo en contabilidad refiere a todas aquellas obligaciones que la persona física o jurídica (la sociedad o empresa) han contraído y deben cumplir en el futuro. El origen de estas obligaciones puede ser muy diverso, pero siempre se encuentra en transacciones realizadas en el pasado. Esto es lo que le otorga al pasivo de una empresa un carácter acumulativo. Ya sea que se traten de créditos con entidades financieras, pagos a proveedores, salarios de empleados, alquileres, impuestos o cualquier otro pago con el cual se esté comprometido.
Dentro del arte de la contabilidad, el pasivo representa una de las variables más importantes de la ecuación fundamental del balance general, junto con el patrimonio neto y los activos. De hecho, el pasivo y el patrimonio son las formas en que se financian los activos de una empresa, que son los recursos que la empresa necesita para llevar a cabo su actividad productiva.
Tipos de pasivos de una empresa
Si bien cualquier obligación de pago se computa como parte del pasivo de una empresa, no todas se clasifican de la misma manera. De acuerdo a la naturaleza del pasivo, la clasificación más frecuente se realiza entre los pasivos corrientes y los pasivos no corrientes.
Pasivos corrientes
Se consideran pasivos corrientes a aquellos que son exigibles a la empresa en un plazo menor a un año. Esto significa que deben ser cancelados dentro de un período de actividad normal de la empresa. El ciclo normal de actividad y el ejercicio contable vencen al cabo de un año, por lo que cualquier deuda con plazo menor se considerará como parte del proceso productivo. Este tipo de pasivos también se denominan pasivo circulante o exigible a corto plazo, por las mismas razones.
Ejemplos de pasivos corrientes en una empresa
Entre los pasivos corrientes más comunes se encuentran los salarios de los trabajadores que forman parte de la planta de la empresa. Al contar con un contrato de trabajo por tiempo indeterminado, se genera un pasivo corriente que todos los meses debe ser abonado y se proyecta a lo largo del ejercicio contable. También se incluyen en este concepto las deudas con proveedores por la adquisición de mercancías a crédito o en consignación. Esta deuda debe ser cancelada en un período relativamente corto de tiempo.
Otros pasivos corrientes importantes son los impuestos, ya que forman parte de los gastos habituales de cualquier actividad económica registrada. También los servicios, como los gastos de energía eléctrica, se consideran en esta categoría. Cualquier adelanto por parte de clientes que genere una obligación por la prestación de un servicio o la venta de bienes va a ser contemplada como pasivo corriente, siempre que el plazo sea menor al año. Por último, cualquier deuda con entidades financieras que tenga vencimiento dentro de los 12 meses.
Pasivos no corrientes
Por el contrario, los pasivos no corrientes son aquellos cuyo vencimiento u obligación de pago supera el plazo de un año. También se denomina pasivo fijo o no circulante. Cualquier deuda que posea un período de cancelación superior al año quedará fuera del ejercicio contable, por lo que pasará a considerarse como pasivo no corriente.
Los pasivos de este tipo más comunes son los préstamos a largo plazo y las hipotecas. Este tipo de créditos suelen poseer plazos de cancelación de varios años, y conforman una de las fuentes de financiamiento de los proyectos que requieren una importante inversión inicial. También se incluyen en los pasivos no corrientes otros elementos, como pueden ser los acuerdos de larga duración con proveedores, bonos u obligaciones de largo plazo.
Cómo calcular los pasivos
Los pasivos de una empresa se computan dentro del balance general que se encuentra en los estados financieros. Si no es posible conocer esta información, se puede realizar un cálculo manual de los pasivos. En ese caso, será necesario contemplar cada una de las obligaciones contraídas pendientes de cancelación y sumarlas nominalmente. Si, en cambio, conocemos el valor de los activos y del patrimonio neto de la organización, podemos utilizar la ecuación básica de la contabilidad para obtener el pasivo:
Como cada pasivo contraído genera un derecho o un bien adquirido, la igualdad contable se mantiene siempre. Al aumentar el pasivo de la empresa, debe generarse como contrapartida un aumento del activo. Análogamente, ante una disminución de pasivos se produce una caída en los activos.
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